A algunos les pondrá de mal humor lo de las costumbres importadas que se instalan, o tener que ir a la fiesta con disfraz obligatorio elegido a último minuto, o el citófono taponeado con pasta de dientes. Lo cierto es que para unir a aquellos con los que gozan y se toman a pecho Halloween, la mejor forma es una buena comida. Con o sin máscara; con o sin miedo; este zapallo relleno con cebolla, ajo, orégano fresco y mucho aceite de oliva, y asado al horno por 2 horas y media, es para meterse adentro, cantar y dormir siesta.
Vitrinea en la sección Cocina en Depto51 🙂
Texto, producción y fotos: Santi Sahli • Sansabor®
8 personas • Preparación 20 minutos / Horno 2½ horas
• 1 zapallo chico entero (20 cm de diámetro aprox)
• 1 cebolla
• 3 dientes de ajo
• 1 puñado de orégano fresco
• sal de mar
• pimienta negra
• aceite de oliva
• papel metálico
Preparación
Prende el horno y déjalo calentar a temperatura alta.
Con un cuchillo chico, de esos para pelar, dibuja un corte circular de unos 10cm de diámetro en la parte de arriba del zapallo. Luego repite el recorrido pero enterrando más el cuchillo. Repite hasta traspasar la cáscara y que se sienta más blando al entrar. Sigue recorriendo el círculo pero ahora con el cuchillo inclinado en 45º, apuntando hacia el centro. En otras palabras, la punta mirando más hacia el centro del círculo y el mango inclinado hacia fuera. Continúa hasta lograr desprender la tapa.
Con una cuchara, limpia el interior del zapallo, deshaciéndote de las semillas y de los «pelos» que las amarran. Raspa bien con la cuchara hasta que las paredes interiores del zapallo queden lisas y suaves. Limpia también la parte interior de la tapa.
Pela la cebolla y córtala en cuartos. Pela los dientes de ajo. Mete todo adentro, junto con el orégano, pimienta y la sal de mar. Agrega ¼ taza de aceite de oliva.
Tapa el zapallo, y tomándolo con las dos manos y afirmando la tapa, agítalo bien para que todo se revuelva adentro. Revisa que la cebolla, el ajo y las paredes del zapallo estén cubiertos de aceite.
Vuelve a tapar y envuelve el zapallo en papel metálico.
Mételo al horno, sobre la rejilla puesta en la parte de más abajo del horno. Es buena idea poner la bandeja debajo en caso que algo chorree y no se arme la tremenda humareda.
A partir de las 2 horas el zapallo va a estar blando, pero a las 2 horas y media va a estar como mantequilla. Para chequear eso, sácalo del horno con cuidado de no apretarlo, abre el envoltorio con cuidado, saca la tapa, y entierra un cuchillo en la parte naranja.
Para servir, ponlo sobre un plato, ojalá con cierta profundidad, porque al cortarlo se derraman unos jugos de amor.
Con carne al lado, la situación se vuelve celestial.
Mañana voy a probar esta receta!
Lo único que agregaría, es que no boten las semillas, sino que las guarden para asarlas en el horno con aceite de oliva, sal y pimienta, quedan muy ricas 😀