Río de Janeiro es una ciudad con imán. Siempre quiero volver. Es el brillo de la arena, es el mar revoltado y frío, son los negocios de jugos naturales aquí y allí, es el sol que quema en la ciudad, esa mezcla de vacaciones eternas junto a una ciudad vibrante. Por donde mires, ves turistas. Mucho más porque ahora aparecieron nuevas opciones para hospedarse. El hotel «Oztel» es prueba de eso en el medio del barrio de Botafogo. Sus dueños lo definen como «feel good stay» y buscan que los huéspedes se sientan «como en casa». Por eso, y para ser verdaderos, muchos de los objetos que ambientan los 3 pisos (patio, bar, sala de TV, cuartos colectivos y también privados) salieron de sus propias casas. En la decoración hay mucha creatividad, muchos objetos hechos a mano y también un plus envidiable: la vista hacia el Cristo Redentor.