El otro día, mientras escribía este post, me enamoré de un sillón enorme de terciopelo amarillo y me di cuenta de que definitivamente son mis sillones favoritos. Algo tiene el terciopelo que le da onda, excentricidad y calidez a los objetos, más todavía si está en un espacio sobrio y relajado. Así que si tienen algún sillón heredado de la familia que anda dando vueltas por ahí, o están pensando re-tapizar alguno que ya tienen, consideren hacerlo con este clásico material. Y si es de un color audaz, mejor todavía.
son muy hermosos y están geniales las propuestas 🙂
Faltó el de mi casa heredado de la tia abuela. era lo maximo!!